Tríptico electoral mexicano
Divertimento para múltiples voces en el que, desde lejos, se examinan
los sucesos políticos y las expectativas de más de 100 millones de almas
I
Incitación al baile
Un concilio mapache y viperino
elucubró su plan del dos de julio:
—¿Si este templo volcara su peculio
podríamos revertir el desatino
de tanta alma perdida y el destino
de la elección y de nuestro tertulio?
“Hágase así”, se dijo, y el enjulio
comenzó a deshebrar el hilo fino
de su palio, envenenado en oro.
—¿Cuántos votos se encajan por casilla?
—¿Cuántas teles se infestan sin decoro?
—¿Cuánto saca de aquí nuestra pandilla?
Los gritos estallaron hasta el lloro,
se frotaron las manos por La Silla.
II
Cuenta larga, cuenta corta
Un clamor aritmético los llena,
un afán de alegato los reúne:
—Contarlo todo, que no quede impune
la conjura que tuerce, que envenena.
—Democracia cabal y no cadena
por un fallo parcial que desayune
sobre el hambre del pueblo y no vacune
contra el ansia de fraude y su gangrena.
Eso exigen millones mientras otros
creen en la validez de lo contado
y en la razón del juez que hizo la cuenta.
Qué división frente a la parturienta:
el sistema, plantón, el magistrado
y el anhelo en espera del nosotros.
III
Escéptico, militante, dialogante o agorero
¿Cuál es el escenario del futuro?
—¿Un trípode inestable? —¿Un mandato
impugnado? —¿Colisión, desacato
sobre un modelo hueco e inmaduro?
—¿Un tercero emergente o claroscuro,
de estatura moral o sólo ornato,
mientras se vuelve a preparar el plato?
—¿Otro inimaginado desfiguro?
—¿Un personaje arisco? ¿Respetado?
¿Caudillo? ¿Mustio? ¿Solo o con la gente?
—¿Seis años de lo mismo sin cuidado
por el bien general? —¿Un presidente
para olvidar o para estar al lado?
—Nada de lo anterior, probablemente.
Jesús Del Toro
los sucesos políticos y las expectativas de más de 100 millones de almas
I
Incitación al baile
Un concilio mapache y viperino
elucubró su plan del dos de julio:
—¿Si este templo volcara su peculio
podríamos revertir el desatino
de tanta alma perdida y el destino
de la elección y de nuestro tertulio?
“Hágase así”, se dijo, y el enjulio
comenzó a deshebrar el hilo fino
de su palio, envenenado en oro.
—¿Cuántos votos se encajan por casilla?
—¿Cuántas teles se infestan sin decoro?
—¿Cuánto saca de aquí nuestra pandilla?
Los gritos estallaron hasta el lloro,
se frotaron las manos por La Silla.
II
Cuenta larga, cuenta corta
Un clamor aritmético los llena,
un afán de alegato los reúne:
—Contarlo todo, que no quede impune
la conjura que tuerce, que envenena.
—Democracia cabal y no cadena
por un fallo parcial que desayune
sobre el hambre del pueblo y no vacune
contra el ansia de fraude y su gangrena.
Eso exigen millones mientras otros
creen en la validez de lo contado
y en la razón del juez que hizo la cuenta.
Qué división frente a la parturienta:
el sistema, plantón, el magistrado
y el anhelo en espera del nosotros.
III
Escéptico, militante, dialogante o agorero
¿Cuál es el escenario del futuro?
—¿Un trípode inestable? —¿Un mandato
impugnado? —¿Colisión, desacato
sobre un modelo hueco e inmaduro?
—¿Un tercero emergente o claroscuro,
de estatura moral o sólo ornato,
mientras se vuelve a preparar el plato?
—¿Otro inimaginado desfiguro?
—¿Un personaje arisco? ¿Respetado?
¿Caudillo? ¿Mustio? ¿Solo o con la gente?
—¿Seis años de lo mismo sin cuidado
por el bien general? —¿Un presidente
para olvidar o para estar al lado?
—Nada de lo anterior, probablemente.
Jesús Del Toro
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